miércoles, 2 de junio de 2010

Los parlamentarios




Un pobre Parlamento mancha la memoria de aquellos venezolanos y ofende a los millones que anhelamos contar con asambleístas que realmente representen y defiendan los intereses de la Nación, y no sean cómplices de un oprobioso régimen que pretende instaurar en Venezuela una autocracia militarista

Por: Delsa Solórzano


Fermín Toro, Andrés Eloy Blanco, Gustavo Machado, Arturo Uslar Pietri, Raúl Leoni, Arístides Calvani, Luis Beltrán Prieto Figueroa. Estos siete venezolanos son algunos de los que enaltecieron al Parlamento venezolano.

Muchos venezolanos de ley han ocupado curules en la Asamblea Nacional.

Nuestra historia parlamentaria está repleta de progreso, de pensamiento profundo, aunque en los últimos años, con contadísimas, honrosas y corajudas excepciones, la incapacidad, la hipocresía, el negociado y la ignorancia hayan sumido al Palacio Legislativo en el oscurantismo.

Si comparamos esos siete nombres con cualquiera de los oficialistas que hoy ocupan una curul en la Asamblea Nacional, o peor aún, con aquellos que pretende el régimen que ocupen curules en el próximo período parlamentario, concluiremos que "algo huele mal en Dinamarca", algo está podrido en nuestro adolorido país.

Un pobre Parlamento mancha la memoria de aquellos venezolanos y ofende a los millones que anhelamos contar con asambleístas que realmente representen y defiendan los intereses de la Nación, y no sean cómplices de un oprobioso régimen que pretende instaurar en Venezuela una autocracia militarista, ya bastante avanzada por cierto.

El régimen se empeña en un "socialismo del siglo XXI", que sólo se traduce en miseria, desempleo, corrupción, inseguridad y pare usted de contar. Pero esto no es suficiente. El rapto institucional no se detiene. Ahora va a por el Capitolio, para imponernos parlamentarios poco calificados, ministros fracasados que han contribuido altamente con el deterioro del país en estos 11 años, pero que exhiben el requisito básico para hacerse de los favores del régimen, cual no es otro que ser un títere del autócrata, un don nadie capaz de cualquier cosa, con tal de mantener a Chávez en el coroto hasta que él lo desee, generándose un círculo vicioso, pues termina siendo Chávez el único que a su vez puede hacer que sus títeres se mantengan.

Hay que luchar democráticamente para sentar en el Parlamento a ciudadanos que verdaderamente nos respeten y representen, que defiendan los intereses de Venezuela y honren a aquellos parlamentarios a los que tanto añoramos. El 26 de septiembre será una fecha histórica, en la que los demócratas de Venezuela recuperaremos el Parlamento Nacional.

Vista la importancia de la elección que se avecina, nuestro próximo artículo lo dedicaremos al Parlamento Latinoamericano, para el cual la Mesa de Unidad Democrática me ha honrado como candidata.

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